Aunque parezca mentira, el agua no sólo aporta beneficios a nuestra salud. El agua afecta a muchos más aspectos de nuestra vida cotidiana, e hidratarse nos ayudará a mejorar nuestro día a día.

En general, pasamos muchas horas en el trabajo y la mayoría trabajamos en oficinas. En todo ese tiempo que pasamos delante de una pantalla es fundamental un consumo regular de agua.

Es muy importante, por ejemplo, tener una fuente de agua en la oficina, ya que el consumo de agua afecta directamente a nuestro trabajo y a nuestra productividad. Tener siempre a mano una fuente de agua hará que nos mantengamos hidratados y mejore nuestra calidad de vida.

“Una deshidratación de entre 1% y 2% disminuye tu rendimiento físico un 5% – 10% reduciendo tu energía y provocándote cansancio.”

El consumo de agua nos aporta una dosis extra de vitalidad a nuestro cuerpo y nos hace más efectivos a la hora de llevar a cabo nuestras tareas. La deshidratación provoca cansancio y disminuye nuestra energía, haciendo que nuestro trabajo se nos complique más de lo necesario. Esto lo podemos evitar con el simple acto de beber agua.

Esta vitalidad también nos aportará más creatividad y capacidad de concentración. Si no hidratamos nuestro cerebro con el consumo de agua necesario, nuestra energía cerebral disminuirá y perderemos concentración, nos distraeremos más fácilmente y nos costará mucho hacer nuestro trabajo de forma efectiva.

Así, vemos como el agua se convierte en una fuente de energía, vitalidad, creatividad y concentración, y se vuelve indispensable en nuestro lugar de trabajo si queremos ser productivos. Por eso las empresas consideran importante disponer de dispensadores de agua y mantener hidratados a sus trabajadores.

“Beber agua te ayuda a que tu cuerpo no tenga indicios de deshidratación, muevas el cuerpo, beneficiando incluso a tus huesos, y te desconectes para aceptar la carga de trabajo con más positivismo y nueva concentración, para así poder dar el máximo en cada una de tus obligaciones profesionales.“